AMOR OBSESIVO
La persona que tiene un deseo obsesivo por la otra persona, comienza a desarrollar ciertos pensamientos intrusivos que la llevan a querer poseer, controlar y dominar completamente a su pareja. Se convierte entonces en una relación tóxica en la que el amor es una adicción que, más que producir bienestar, produce sufrimiento y malestar.
En muchas ocasiones, tiene su origen en algún otro problema psicológico previo, en un vacío o déficit emocional causado en el pasado, o en la infancia y que aún persiste en la persona. En general, se suele tratar también de personas con baja autoestima, inseguridad y temor a ser abandonados, que buscan suplir dichas carencias emocionales y personales con la persona con la que se obsesionan.
En este sentido, la persona se siente dominada por el miedo a no poder estar sin su pareja, lo que genera esa necesidad incontrolable de poseerla y controlarla constantemente. Esta dependencia emocional hace que se desarrollen ciertos comportamientos de control (acerca de: dónde se encuentra la otra persona en todo momento, qué hace, con quién está, cómo va vestida, etc.). Además, aparecen también sentimientos como angustia, sufrimiento, celos, desconfianza, impotencia, preocupación, etc.
Consecuencias para la pareja
Lo más probable es que, si uno o ambos miembros de la pareja han desarrollado un amor obsesivo por el otro, toda la relación se vea perjudicada. Llega un punto en el que esos pensamientos, sentimientos y emociones negativos de los que hemos hablado más arriba se vuelven difíciles de controlar.
Esto lleva a inevitablemente a convertirse en una persona insegura, celosa, controladora, resentida, etc. Asimismo, en la relación también se ven afectados aspectos como el respeto, la invasión a la intimidad y la libertad, lo que hace que se traspasen los límites de una relación sana.
AMOR POSESIVO
Las personas posesivas son aquellas que necesitan y no entienden otra forma de relación que no sea en la que los demás estén siempre a su lado y que además hagan lo que ellos quieran.
Evidentemente la manipulación lleva sus fases y caer en sus redes es un proceso que requiere algo de tiempo. Y es que al inicio son personas altamente encantadoras, aduladoras, cercanas y la persona se deja “seducir”.
Personas controladoras: Son personas que quieren ejercer control sobre todo y sobre todos. Si no tienen la sensación de que controlan y de que tienen el poder sobre la persona, no se relajan.
Personas manipuladoras: El chantaje emocional está presente de manera habitual en su día a día. Lo utilizan para atraer, enganchar y atrapar a los demás, cual araña con su presa, y tener a esa persona o a esas personas constantemente a su disposición y 100% accesibles, de cara a que satisfagan sus deseos y necesidades propias.
Personas directivas: Mandar, exigir, pedir, solicitar… Son personas que utilizan constantemente este tipo de comunicación.
Egoístas: “Primero yo, luego yo y después también yo”. Esta frase les define a la perfección. Sólo miran por sus intereses propios, y por conseguir sus metas y objetivos y satisfacer sus propias necesidades.
AMOR PLATÓNICO
No hay comentarios:
Publicar un comentario
comenta